¿En qué consiste ser padres?

Mucha gente cree que la infancia es un paraíso en el que los niños son, o deben ser, absolutamente felices. Pero los niños, aun no viviendo experiencias traumáticas, crecen en un camino complicado. Hay que renunciar a los privilegios de ser un bebé cuyos padres viven absolutamente volcados en el niño, hay que aprender a relacionarse con los compañeros de colegio, algunos padres se separan… Los niños también sufren.
Como decía Donald Winnicott, la vida es un camino de la dependencia total a la independencia total. Y, para lograrlo, es fundamental el papel que desempeñan papá y mamá.
Los padres son las figuras de referencia más importantes para un niño. Lo alimentan física y psicológicamente, así que independientemente de tiempo que nos gustaría dedicarles, lo importante es que cuando estemos con ellos estemos de verdad. Es decir, pendientes de nuestros hijos y disfrutando de su compañía.
La familia es el lugar donde el niño importa por el valor incondicional de ser simplemente quien es: un sujeto personal, singular y único. Su persona es valiosa en sí misma, y solo por ser ella, merece ser amada.
En concreto, la función maternal consiste en hacerle sentir al niño que es lo más importante para su madre y que merece ser amado, que es el más guapo y maravilloso del mundo. Ahí está la piedra fundacional de la autoestima y de la salud mental del niño.
Entonces, ¿en qué consiste ser padres?:

 

  • En amar a los hijos
  • En disfrutar de ellos
  • En intentar ejercer las funciones materna y paterna de la mejor manera posible, con la seguridad de que nadie lo va a hacer mejor que nosotros, incluso aunque nos equivoquemos
  • En formar un buen vínculo con ellos para entender sus necesidades
  • En transmitirles ilusión, alegría y felicidad
Cuando las funciones materna o paterna no se realizan suficientemente bien las consecuencias pueden durar toda la vida. Numerosos estudios relacionan los buenos cuidados de los padres en la infancia con una buena salud mental en la edad adulta. Y, viceversa, unos cuidados insuficientes aumentan el riesgo de sufrir problemas psicológicos.
Seguramente el gran conflicto entre padres e hijos, es la gran dificultad de muchos adultos a autorizarse a ejercer de padres. Es decir, a permitirse ser decididos a la hora de poner límites a los hijos, a decirles cosas que no pueden decir o hacer y a mantenerse firmes en su posición. ¿Será que estos padres tienen miedo a que sus hijos les dejen de querer?, ¿será que tienen miedo a ser malos padres? y por eso no se dan la autoridad para ponerles límites, para ejercer como padres. Los niños tienen que disfrutar de su infancia, pero también deben tener límites. Un niño al que se le ponen límites es un niño amado. Y una infancia saludable, en la que el niño disfrute pero también tenga límites, es la mejor inversión para el futuro adulto porque los límites que no le hayan enseñado sus padres se los impondrán otras personas o situaciones con mucho menos cariño e incluso en ocasiones, sin tener en cuenta su singularidad.
La mayoría de los padres hacemos bien nuestro trabajo, porque lo hacemos con mucho amor, y eso compensa, muchas veces, los posibles errores que podamos cometer. Además, es absolutamente normal cometer errores al criar a los hijos. Es más, si cometemos errores, lo único que tenemos que hacer es pedirles perdón, porque la excelencia del valor de la persona consiste en ser un sujeto capaz de dar y recibir amor, es decir, capaz de darse a sí mismo y de acoger al otro de manera entera y sincera. Y esta capacidad de dar y recibir amor, está presente tanto en nosotros como en nuestros hijos.
Tampoco quiero decir que el cien por cien de la personalidad de los niños y los futuros adultos depende de cómo los cuidaron sus padres durante la infancia. Hay otras figuras de referencia, tíos, abuelos, y en la vida, como todos sabemos, pasan muchas cosas que moldean nuestra forma de ser.
Pero hay que reflexionar con cierta continuidad sobre lo que implica este viaje tan interesante que es la paternidad. Es un viaje precioso en el que nos esperan discusiones, conflictos, dudas, situaciones inesperadas… Consiste en tomar decisiones por uno mismo, al margen, en muchas ocasiones de lo que hacían los propios padres, e incluso de lo que otras personas de nuestro entorno puedan opinar.
El colegio, los amigos, los familiares… pueden ser la brújula que nos ayude a no perdernos pero luego cada uno hace el viaje a su manera. Eso es lo maravilloso: no hay ninguna paternidad que se repita. Cada experiencia es única e imposible de etiquetar como mejor, peor o regular.

4 comentarios sobre “¿En qué consiste ser padres?

  1. El tema es clave. Si nos remontamos al principio de la cadena, para educar bien a los hijos, tendríamos que empezar por cuestionar la educación que hemos tenido los padres. Seguro que, en muchos casos, no recibimos la formación más adecuada para educar a los hijos.

    1. Gracias por tu comentario. A veces los padres no reciben la formación más adecuada de sus propios padres y ese debe ser un acicaque para intentar hacerlo mejor pero también para comprender que en su momento ellos no tuvieron las mismas oportunidades de formación que nosotros.

  2. Qué importante la idea de no sentirse culpable por poner límites. El pediatra Aldo Naouri lo explica muy bien: "Si educamos a los hijos como demócratas tendremos dictadores". La paternidad bientratante no implica una falta de límites, al revés, el límite es contención, camino, "mapa" para que el niño no se pierda. Me ha gustado mucho la idea de la brújula en este camino a través de los demás aunque, finalmente, sólo cada padre sabe cuál es el camino que hay que elegir.

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