Afecto, sentimiento y emoción

A veces en nuestra conversaciones cotidianas hablamos de afecto, emoción y sentimiento como sinónimos cuando realmente no lo son.
El afecto es la respuesta biológica, no consciente ante cierta estimulación. Por tanto, no supone una evaluación reflexiva.
El sentimiento supone darse cuenta de las sensaciones básicas del afecto. Conlleva la vivencia corporal de lo que sentimos.
Las emociones son experiencias que implican la integración de muchos niveles de procesamiento. Incluyen experiencias de emociones diferenciadas como por ejemplo miedo, enfado, tristeza las cuales poseen unas tendencias de acción y expresiones faciales concretas, así como la experiencias de emociones más complejas del tiempo celos, orgullo que tienen que ver con guiones o historias complejas. Por tanto, dan significado personal a nuestra experiencia.
¿Cómo se integra emoción y razón?
Las emociones no sólo guían, sino que también ayudan a mejorar la toma de decisiones y la resolución de problemas. Las emociones nos informan de aquello que es significativo para nosotros, aquello en lo que estamos interesados. Establecen las metas sobre las que luego actuará lo cognitivo (el pensamiento), y funcionan estableciendo el conjunto de problemas que se tendrán que resolver desde lo cognitivo.
La evolución nos ha proporcionado dos sistemas básicos de información, uno basado en las emociones, de tipo vivencia, y otro basado en lo racional, de tipo conceptual. La integración de estos dos sistemas es lo que acaba produciendo la conducta adaptativa.
¿Cuáles son sus funciones?
Nos organizan para la acción: regulando el funcionamiento mental, organizando el pensamiento y la acción y estableciendo la meta final deseada que luego el pensamiento y el aprendizaje nos ayudarán a alcanzar.
La emoción nos dice lo que está siendo importante y nos organiza para la acción pero el pensamiento o razonamiento resultan necesarios para el análisis posterior de la situación, para validar o corregir nuestras apreciaciones y valoraciones automáticas de patrones y para planear y decidir qué acciones ejecutar realmente.
Son fundamentalmente adaptativas: son señales internas que nos dirigen para poder mantenernos vivos. Regulan nuestra atención, controlan el entorno, buscan los acontecimientos que son relevantes para la adaptación y alertan a nuestra conciencia cuando éstos se producen.
Influyen en el pensamiento y en la memoria: las emociones pueden mejorar o empeorar el razonamiento y la toma de decisiones. Mejoran nuestra toma de decisiones ayudándonos a determinar lo que ciertos resultados significan para nosotros.
Motivan: son tanto fines en sí mismas, es decir, estados que deseamos lograr o evitar, como medios que nos guían hacia estos fines o disposiciones a actuar. En este aspecto, hay que diferencia entre “vivir en el presente”, es decir, prestar atención a nuestras emociones acerca de lo que es bueno para nosotros y “vivir para el presente” que implica simplemente hacer aquello que nos hace sentir bien, sin tener en cuenta las consecuencias, supone atender al impulso momentáneo.
Informan: acerca de nuestras reacciones ante las situaciones y son el resultado de nuestras valoraciones acerca de la relevancia que las situaciones tienen en función de lo que nos interesa.
Comunican: proporcionan información a los demás sobre nuestras intenciones y nuestra disponibilidad para actuar.

Afecto, sentimiento y emoción

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