¿Por qué es tan difícil vivir con un adolescente?

La convivencia familiar con un adolescente es complicada, supone un verdadero reto cada día no darse por vencido, no enfadarse y gritar, no desesperarse.
Como padres sabemos que este es el ideal pero el día a día pesa mucho porque en casa no está solo el/ella, hay otros hermanos, otras circunstancias, otros problemas… a los que también tenemos que prestar atención.

El sábado pasado estuve en un taller sobre resilencia, algún día pondré un post sobre este tema, mientras tanto compartir contigo dos frases que se me quedaron grabadas.

Una nos puede servir para conseguir un poco de serenidad interior en los momentos de crisis:  “hasta superman tenía la kritonita para darle energía”. La otra era «quiéreme mucho cuando menos lo merezco porque es cuando más lo necesito», en el caso de los adolescente podemos plantearnos si esto no es lo que realmente necesitan en este momento su desarrollo.

El fragmento de kriptonita, que yo te puedo dar …
Aspectos a tener en cuenta cuando tenemos un adolescente en casa:
1. Nace el pensamiento abstracto: junto a los cambios físicos, se desarrolla el pensamiento abstracto, es decir, a través la reflexión, la crítica y la autocrítica se conocen mejor a sí mismos y al mundo que les rodea.
¿Qué podemos hacer?
  • Fomentar la capacidad de razonar comentando situaciones, planteándoles dudas y posibles soluciones.
  • Del pensamiento objetivo han pasado al abstracto. No hablarles de su amigo sino de la amistad.
2. Juzga y cuestiona todo: analiza y critica a los demás, juzga las situaciones, también las nuestras como padres, e incorpora sus sentimientos
¿Qué podemos hacer?
  • Ser coherentes con los valores que queremos trasmitirles.
3.  Descubre su mundo interior, su personalidad: el mundo del adolescente está abierto al futuro, lleno de posibilidades, de proyectos, de novedades… Aunque no lo reconozcan, les interesa conocer la historia de sus padres, sus juicios y convicciones, sus errores y éxitos, sus esperanzas en ellos. En la formación de su propia personalidad los adolescentes requieren de esas raíces.
¿Qué podemos hacer?
  • Sin ser “pesados” apoyarnos en anécdotas propias o familiares. El pasado les ayudará a recordar las propias inquietudes, temores y esperanzas de esa edad.
  • Hacerles saber que en su familia lo que les enorgullece son los valores que se han heredado, más que las cosas materiales. Para los hijos es una gran fortaleza saber que sus padres confían en su integridad.
4. Surgen con fuerza temas como la moral y la libertad: ya  no es válido el “porque sí”. El adolescente necesita conocer el “por qué” una acción es buena o mala.
¿Qué podemos hacer?
  • Señalar un caso hipotético en que, aparentemente, el fin justifica los medios. Dejarle hablar. No emitir  opiniones determinantes. Que él/ella, con nuestra ayuda, descubra la verdad.
5. Momentos familiares: es normal que lleguemos cansados a casa, pero hay que descansar en familia y no encerrados cada uno en lo suyo. Hay que fomentar  esos momentos, en la mesa, en el salón, en que todos exponen los incidentes y sucesos del día.
¿Qué podemos hacer?
  • Aunque se esté cansado o lo que cuentan no sea de gran “interés”, hay que saber escuchar. No sólo  lo que nos interesa, sino lo que es importante para ellos. Es la manera de ir conociendo qué piensan y qué valoran. A su vez, ellos verán que lo que esperamos de ellos va más allá de buenas notas, orden y obediencia.
  • Muchos padres no sintonizamos con nuestros hijos adolescentes porque desperdiciamos momentos claves para conocerlos como la llegada de clase (explosión de los sucesos del día) o la ida a buscarles cuando salen con amigos, poniendo atención a esos intensos minutos de comentarios.

 

6. Momentos íntimos: sobre la base de un clima de confianza, se deben buscar momentos más íntimos en los que surja el diálogo; tratándoles como adultos, respetando sus opiniones, valorando sus puntos de vista e incluso alcanzando conclusiones en común.  Para que este propósito sea llevado a la práctica, hay que buscar al menos un momento semanal a solas con el/ella.

2 comentarios sobre “¿Por qué es tan difícil vivir con un adolescente?

  1. Me parece una reflexión extraordinaria. Probablemente, en esa relación también empiezan a influir los problemas de las diferencias generacionales. Recurrir a los valores, predicados con el ejemplo, puede ser uno de los principales recursos a utilizar. Si desde la infancia, hemos sabido acercar a los hijos a las zonas de irradiación de los valores, éstos sabrán ejercer su fuerza de atracción en esos momentos de cambio.

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