Hijos y afectividad

Los vínculos afectivos son la expresión de la unión con nuestros hijos, más allá de la relación de parentesco. Es el cariño presente en todas las tareas educativas el que las fortalece, equilibra y suaviza, facilitando el establecimiento de normas y su cumplimiento.
El sentimiento afectivo de vinculación a una familia, es uno de los mecanismos más poderosos del ser humano para actuar y superar las situaciones difíciles. En la familia se teje la red de lazos afectivos cuando se vive una relación de confianza, diálogo, cariño, respeto, comprensión…
Si nosotros y nuestros hijos nos sentimos bien en casa y con nuestra gente, estamos más seguros de nosotros mismos, tendremos una autoestima más equilibrada y reconoceremos mejor nuestras propias emociones y las de los demás.

Los elogios son mensajes verbales que fortalecen la seguridad en sí mismo. Ayudan a que empalicemos con nuestros hijos o con el resto de personas y a sentirnos cercanos y apreciados. Facilitan las relaciones sociales y la comunicación. Siempre deberíamos hacer un elogio cuando la ocasión lo merece.

Los mensajes cargados de estima y valoración positiva son los cimientos sobre los que nuestros hijos van formando su identidad personal y van forjando:

Su autoimagen y autoevaluación: lo que piensan y esperan de sí mismos.
Su autoconfianza: con la que caminan por la vida, se proponen metas y afrontan las adversidades y los riesgos.

Su autoestima: la valoración que hacen de sí mismos, sus cualidades y comportamientos.

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